Continúa la protesta sobre la normativa que permite eliminar las cocinas escolares tradicionales en los colegios de Andalucía, la Plataforma Pro-comedores Escolares de Calidad ha estado alertando sobre los servicios de catering y el tipo de alimentación infantil que ofrecen, menús más caros a base de platos precocinados y recalentados al baño maría o en los microondas. Hace unas semanas se entregaron 20.000 firmas para exigir que no se eliminen las tradicionales cocinas de los centros escolares, firmas que fueron entregadas por la Confederación Andaluza de Ampas (Confedampa) y la Plataforma Pro-comedores Escolares de Calidad, sin embargo, parece ser que el Gobierno está dispuesto a seguir su política para eliminar las cocinas escolares.
Quienes están realizando su agosto particular son los catering que suministran a los centros escolares andaluces, en el curso escolar 2009-2010 la Consejería de Educación ha pagado más de 72 millones de euros a las 47 empresas que se encargan de suministrar los menús escolares a los colegios. La reivindicación para la vuelta a las tradicionales cocinas escolares está sobradamente justificada por varios motivos, no es lo mismo ofrecer a un niño un plato recién preparado con alimentos frescos y naturales que un plato elaborado y congelado, ya que se pueden perder cualidades organolépticas y nutrientes de valor para el desarrollo de los niños. Eliminar las cocinas escolares tradicionales en los colegios de Andalucía o de cualquier otra provincia española, es un error.
Otro riesgo a añadir es la posibilidad de que se pueda romper en algún momento la cadena de frío y se produzca una contaminación de microorganismos asociados a distintas enfermedades e intoxicaciones alimentarias. Otros datos que se podrían tener en cuenta son el tipo de alimentos que se utilizan o las manipulaciones a las que están sometidos, sin embargo, hay que destacar que muchas empresas de catering cumplen fielmente las normas de conservación e higiene de los alimentos, por lo que estas observaciones serían minoritarias, de todo esto ya habíamos hablado en el post Prohibido cocinar en los colegios. Nos centramos en dos puntos fundamentales, las cualidades organolépticas que se aprecian con una comida recién hecha, la mayor cantidad de nutrientes en comparación con los platos preparados y congelados, y el precio.
En Andalucía quieren que vuelvan los comedores escolares y que las comidas se hagan in situ, por otro lado también se reivindica que se rebaje el precio mensual del servicio de comedor en estos tiempos de crisis económica. Mientras se realizan las reclamaciones y reivindicaciones, las cocinas escolares desaparecen a un ritmo frenético, como ejemplo, en la publicación digital Europa Press se cita que en la ciudad de Málaga se ha pasado de disponer de 300 cocinas escolares a sólo 49 en la actualidad, y seguramente para la temporada escolar 2010-2011 la cifra descienda todavía más.
Evidentemente los padres están cada vez más preocupados, la salud de sus hijos está asociada a la comida y no comprenden por qué se ha interrumpido el sistema tradicional que abastecía a los comedores escolares, sólo era necesario contar con el asesoramiento de un experto en nutrición y personal capacitado para la elaboración de los menús. Las reivindicaciones de los padres son ignoradas y continúan con los errores en la alimentación infantil, por ello no se descartan nuevas acciones para intentar revertir el proceso.
Foto | Leonid Mamchenkov
Viridiana
El servicio que ofrecen las empresas de restauración en los comedores escolares cuenta, cumple en todos los casos un procedimiento basado en el control de la calidad. El control es riguroso, desde que llegan los alimentos a los almacenes de las empresas de restauración hasta que se elaboran, manipulan y distribuyen a los colegios. La calidad está controlada por laboratorios independientes contratados por la administración. Las dietas son elaboradas por dietistas profesionales y también controladas de una manera rigurosa. El precio, que es un factor menor tratándose de la alimentación infantil, está en torno a los 4 euros por menú. En ese importe, además de la comida, está incluido el servicio y cuidado de los niños. Frente a este modelo hay quienes quieren mantener un sistema basado en el descontrol.
Raimundo
Siento contradecirte Viridiana, pero no existe ningún control sobre los productos justo antes de ser consumido por el niño, es decir, después de que la comida haya tenido un enfriamiento repentino, se haya conservado por x días, y se haya recalentado. Y ese es el kit de la cuestión, un alimento que pasa por este tipo de tratamiento sufre una modificación, tanto física-química como organoléptica, que se traduce en reacciones químicas, afectando así precisamente a las propiedades volátiles de ese producto, que son las que aportan gran parte de la calidad de éste.
Esto hace que el niño se queje del sabor de la comida, que cualquier producto o tipo de elaboración no pueda someterse a este tipo de tratamiento (p.e. un filete de pez espada a la plancha), etc.
En cuanto a la economía, el precio del menú es el mismo tanto para comidas tradicionales como para cateríng, pues está estipulado por el órgano de contratación, con la salvedad de que una cocina tradicional mueve la economía local y un catering no la mueve a los niveles de la anterior. En el primer caso el dinero se queda y en el segundo se va.